sábado, 8 de diciembre de 2012

 

cana sopre

En el destacamento policial de Arana, ubicado en las afueras de La Plata, funcionó durante la dictadura cívico militar un centro clandestino de detención donde fueron secuestradas y torturadas cientos de personas. El aura de esos cautiverios que impusieron los policías bonaerenses de la mano del temible Ramón Camps afloró en los últimos días e involucró al actual jefe de esa seccional que continúa en funcionamiento: el comisario fue detenido por la justicia federal imputado por presunta connivencia con un prostíbulo donde fueron rescatadas cuatro mujeres paraguayas que eran obligadas a prostituirse. El uniformado está acusado de cobrar al dueño del prostíbulo entre doscientos y trescientos pesos por mujer para evitar la clausura del local ubicado a menos de una cuadra de la comisaría.
El subcomisario Miguel Ángel Mossolani, de 47 años, fue detenido el martes pasado y trasladado a la prisión federal de Marcos Paz en el marco de una causa que investiga el juez Federal Nº 1 de La Plata, Manuel Humberto Blanco, en la que lo imputó por los delitos de participación en el acogimiento de cuatro víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, cohecho pasivo e incumplimiento de los deberes de funcionario público, informaron fuentes judiciales. La trama del caso de trata de personas comenzó el 24 de noviembre, cuando la Gendarmería Nacional irrumpió en un cabaret ubicado en 131 y 637 de la localidad platense de Arana, a metros de esa seccional policial donde funcionó el centro clandestino en el que fue secuestrado, entre otros cientos, el testigo desaparecido Jorge Julio López. El operativo fue sorpresivo y los gendarmes detuvieron al regente del lupanar, identificado como Carlos José Cardaci, y rescataron a las mujeres que eran retenidas y obligadas a prostituirse. El local estaba habilitado como bar, pero, según se desprende de la investigación, escondía en los fondos un cabaret donde ofrecían servicios sexuales de esas mujeres esclavizadas. Mossolani está acusado de facilitar el funcionamiento de ese negocio y hacer la “vista gorda”, tarea por la cual los investigadores estiman que cobraba a Cardaci una cifra de entre 200 y 300 pesos por mujer, que retiraba los sábados a la tarde y domingos por la noche. El policía está acusado de concurrir personalmente en reiteradas oportunidades al prostíbulo para recaudar el dinero que garantizaba el funcionamiento clandestino del local y el alerta en caso de un inminente allanamiento. Pero los gendarmes sorprendieron a ambos. Cardaci fue detenido e imputado por el delito de trata de personas doblemente agravado, promoción y facilitación de la prostitución, por obligar a prostituirse a las cuatro mujeres que llegaron al país engañadas: les habían ofrecido trabajo como empleadas domésticas. Ninguna se habría prostituído antes de pisar ese local.

Etiquetas:


Comentarios: Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]