miércoles, 5 de diciembre de 2012

 

garka municipal

El mejor día no fue este lunes para el secretario General de la Municipalidad de La Plata, Jorge Campanaro. Es que uno de sus más ambiciosos proyectos inmobiliarios amaneció con inesperados desperfectos que lo obligaron a ser víctima de insultos e innumerables llamados telefónicos de diversos funcionarios bonaerenses.
El eje de los acontecimientos fue el flamante edificio que posee el Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires en calle 14 N° 824 entre 48 y 49, que fuera recientemente inaugurado por el gobernador Daniel Scioli, y construido por el empresario y funcionario comunal, Jorge Campanaro, quien, vale recordar, fue uno de los máximos impulsores de la reforma del Código de Ordenamiento Urbano que tantos problemas les ha generado a los vecinos del casco histórico de la ciudad
..Los problemas surgieron por las innumerables fallas con las que el inmueble fue construido. Tal y como lo reclama personal judicial, el edificio no respeta regulaciones básicas. Por citar algunos ejemplos no está en regla en relación a las salidas de emergencias en subsuelo, y posee inconvenientes crónicos, como los anegamientos constantes en los baños. Incluso, la última semana, aunque el hecho no trascendiera públicamente, un empleado del lugar, utilizando uno de los ascensores, sufrió la amputación de uno de sus dedos, ya que los censores de movimiento son inexistentes. Respecto a los problemas sucedidos este lunes, una fuente, que prefirió preservar su identidad, relató  que “todo comenzó por la mala colocación de los aires acondicionados, ya que habilitaron el edificio sin ellos. Esto generó lentamente charcos cada vez más grandes. El hecho de que no existieran los desagotes correspondientes, generó una continua inundación de los pisos, incluso hasta ayer (por este lunes)”. Y agregó: “Esto conlleva un grave peligro eléctrico, y si al día de hoy nadie se electrocutó fue meramente fruto del azar. La inundación generó nuevos problemas, ya que, como la infraestructura está hecha de losa y vidrio, el aire comenzó a condensarse de una forma poco saludable, sobre todo para quienes tienen problemas respiratorios, no obstante lo cual los empleados continuaron desempeñando tareas en todo momento”.“Mientras tanto, personal de maestranza del edificio buscó alternativas para solucionar el problema de anegamiento y, ante la falta de rejillas, no tuvo mejor idea que tirar el agua por los agujeros de los ascensores”, continuó un damnificado.
Esta descontrolada situación llevó a que diversas autoridades del Poder Judicial de la Provincia comiencen a llamar en forma insistente al teléfono del funcionario comunal, para que explique los porqués de estos problemas en un edificio que tiene apenas dos meses de finalizado.
En ese marco, alrededor de las 14 de este lunes, finalmente Campanaro se vio obligado a acercarse a las instalaciones de la sede provincial, en compañía de un socio, en una camioneta Citroën Berlingo color gris, para hablar personalmente con las autoridades judiciales.
 Kioskitos por toda la ciudad
Jorge Campanaro dedica su vida privada a lucrar con dos clases de negocios. El primero de ellos tiene que ver con los medios de comunicación (de allí, sus vínculos directos con el diario El Día y Popular).
Pero por otro lado, el funcionario también posee una inconmensurable cantidad de negocios inmobiliarios a lo largo y ancho de la ciudad; negocios que, muchas veces, no se preocupa por ocultar. Tal es el caso de prácticamente todos los inmuebles ubicados en la esquina céntrica de calle 55 y 12. La mayoría de ellos están siendo alquilados en forma exitosa de forma continua y hace varios años, y los inquilinos de allí tributan mensualmente a nombre del mismísimo Jorge Campanaro.
  La pregunta del millón
Una vez en el Poder Judicial, y tras recorrer el lugar ante las miradas penetrantes y los insultos por lo bajo de los empleados del lugar, comenzaron a correr grandes interrogantes en torno a la figura del secretario general:
¿Por qué, aún ahora, las autoridades del Poder Judicial lo contactaron para reclamarle por el estado del edificio que construyó?, ¿el inmueble fue alquilado o vendido?, ¿es legal que un funcionario comunal haga negocios con el gobierno de la Provincia?
En caso que el enorme edificio que se yergue sobre la calle 14 haya sido construido por Campanaro y posteriormente vendido por él -no alquilado- a la Provincia, vale la pena hacer dos reflexiones. La primera de ellas es que, para hacer tal cosa, Campanaro debería haber ganado una licitación, lo cual resulta altamente repudiable, pues en caso de no resultar ilegal, se trataría al menos de una situación de cuestionable moralidad por la función pública que ostenta en la Municipalidad de La Plata. Bien sabido es que lograr la licitación de obras de esta envergadura no resulta nada fácil, por lo que muchos empleados y autoridades del Poder Judicial comenzaron a interrogarse acerca de “quién es el hombre de la Suprema Corte que está ‘entongado’ con este megaproyecto inmobiliario”. En ese sentido, se sabe que el secretario general de la Municipalidad, Jorge Campanaro, tiene una muy buena relación con el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la provincia, Eduardo Pettigiani, con quien incluso ha llevado adelante algunas políticas municipales (tan sólo vale recordar la reciente puesta en valor de la manzana del ex Mercado a comienzos de año). La otra cuestión que seguramente girará  en la cabeza del propio Campanaro , es el posible juicio redhibitorio que tendrá que afrontar el funcionario comunal, socio del dueño del diario El Día, Raúl Kraiserburg, en caso de confirmarse las versiones que resuenan por los pasillos judiciales. Vale aclarar que al hablar de defectos o vicios redhibitorios hacemos mención a los posibles defectos que puede tener una cosa que es objeto de compraventa y que no son reconocibles en el examen al momento de la entrega. En general, la existencia de vicios ocultos faculta al comprador para ejercer una serie de acciones contra el vendedor. Estas acciones irán dirigidas a la reclamación de la resolución del contrato o de la modificación de sus condiciones, así como al resarcimiento de daños y perjuicios.

En fin, seguramente, nada que Campanaro no sepa.

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